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En estos tiempos controvertidos en los que proliferan las malas noticias sobre el movimiento independentista catalán en forma de cesiones y bajadas varias de pantalones, no está de más recordar, bien por justicia o simple consuelo, la figura de dos jueces que, hasta la fecha y contra viento y marea, están ejerciendo la función de rompeolas ya no sólo contra los independentistas, sino contra el resto de poderes del Estado, principalmente el Ejecutivo, que de manera incomprensible y egoísta((El artículo 97 CE encomienda al Gobierno la dirección de la política interior y exterior, la administración del Estado y la defensa de la nación. En este sentido, el Gobierno tiene la obligación de tomar las medidas necesarias para preservar la unidad territorial y el ordenamiento constitucional.)) desatienden sus obligaciones, y consienten los desvaríos independentistas.