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A toro pasado es muy fácil ser historiador, eso es un hecho y es básicamente lo que viene a decir tan aparatoso término con el cual venimos a demostrar lo bien que lo habríamos hecho (nosotros) caso de tener que decidir en cualquier trance (pasado, eso si) que ahora enjuiciamos.
Nosotros lo habríamos hecho todo indudablemente mejor que quienes nos precedieron y tuvieron que tomar las decisiones, aunque sólo sea por el hecho de que, a la luz de la historia, tomar decisiones se revela un juego infantil en el que todos solemos tomar parte.
Es algo irresistible para los españoles y, tal y como se ha visto esta semana, para muchos foráneos que, a falta de mejores cosas para tapar sus vergüenzas patrias, se dedican a enmendar la plana a nuestros antepasados haciéndonos responsables a nosotros de sucesos y acontecimientos que forman parte de una historia al parecer tan inalterable como modificable.
Paradojas.