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Polarizacion

Si hay una palabra que define a la perfección la situación política y social actual esa es sin duda la polarización. 

El orden elegido no es casual, ya que, a falta de una política de calidad, la polarización social es una estrategia diseñada para conseguir una comunidad dividida hasta en lo elemental para mantener los mayores niveles de división y enfrentamiento posibles. 

Que la sociedad española es una de las más polarizadas y divididas de Europa ha dejado de ser una apreciación subjetiva para mostrarse un hecho evidente a simple vista que se refleja hasta en los más mínimos detalles del transcurrir de una población en los que los pros han ido siendo sustituidos por los contras de manera tenaz, silenciosa y progresiva.   

La posición personal ya no es la de estar a favor de algo o alguien, sino sistemáticamente en contra de aquél o aquello que nos han enseñado a odiar. En definitiva, es lo que prendían quienes iniciaron este estudiado camino hacia la división ideológica con una política que ha perdido la vocación de unir a un pueblo para enfrentarlo con consecuencias que, en este momento, no podemos vislumbrar aún. 

Así, sin darnos cuenta, nos han ido inoculando con esta enfermedad que, como primera providencia rebaja hasta niveles ínfimos los estándares de calidad y ética política que cualquier ciudadano de a pie con un mínimo espíritu crítico puede aplicar.  

Ahora ya no queremos que ganen los nuestros o se impongan las tesis políticas con las que nos identificamos; en este momento la premisa es QUE NO GANEN LOS OTROS, sean quienes sean y por muy mal que nos estén tratando, porque la polarización ha anulado el sentido crítico de una ciudadanía dividida e incapaz de levantarse ante los desvaríos de sus amados líderes quienes, conscientes del fruto de su trabajo, aprietan y aprietan el torno de la polarización hasta asfixiar cualquier atisbo de sensatez y opinión contraria. No faltan ejemplos de ello. 

El más que probable próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump llegó a presumir de seguidores leales en un mitin celebrado a principios de 2016 de que podría parar[se] en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perdería votantes. Lo peor de semejante disparate es que tenía razón porque, aunque hoy en día pesen sobre él graves imputaciones y veredictos de culpabilidad, sigue liderando las encuestas de intención de voto en su país. 

Valga también y como ejemplo más cercado el de Magdalena Álvarez, exministra socialista presentada en un reciente mitin por el líder de su formación, Pedro Sánchez, como ejemplo de persecución política cuando en realidad fue condenada a 9 años de inhabilitación por el caso de los ERE’s de Andalucía. 

Todos los allí presentes aplaudieron exultantes las fabulaciones de quien se refería a la ella como una víctima de jueces y opositores políticos, utilizando sin pudor la mentira y el agravio inventado como herramienta de polarización. Sin embargo, nadie puso en duda un embuste fácilmente comprobable a poco que se tenga interés en ello. Al contrario, prefieren dar pábulo a lo que nuestro sesgo de confirmación da por bueno sin cuestionarlo, sólo porque proviene de los nuestros, de igual manera que ponemos en duda y tachamos de embuste las palabras del adversario político. Hemos caído en la trampa. 

Los tiempos de polarización traen consigo un escenario en el que se vitorea a quien infringe y se vapulea al juzgador, al opositor y a cualquiera que no esté de acuerdo con nuestras ideas por muy cargados de razón que estén y esa es una obra de teatro, nunca mejor dicho, que nadie sabe muy bien cómo puede acabar. 

No son tiempos de partidos ni de políticos, sino de sectas y advenedizos.

Imagen: Inteligencia artificial COPILOT a través de las instrucciones de un prompt del autor.

2 thoughts on “Polarización o el arte de la división

  1. Necesitamos espacios para discernir, ser críticos con lo que nos dicen, un filtro para distinguir entre el bien y el mal, que existe igual que siempre.

  2. Hace ya tiempo que he ido observando como el comunismo disfrazado con pìel de cordero, impone sus leyes y muchos las siguen al pie de la letra
    No hay respeto, hacia el que no piensa como ellos. Van imponiendo sus pensamientos sin prisa ( saben que todo llegará ) solo se trata de manipular las imágenes y escritos lo que era bueno antes ahora es malo y al revés
    han inoculado el cáncer en la sociedad dormida, tenemos que despertar y decir basta ya

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