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Al más puro estilo Zapatero, sus planes-E y sus cheques bebé, el pasado martes el Gobierno aprobaba una ayuda de 400€ para los jóvenes con el fin de fomentar el consumo cultural y ayudar al sector.

En principio puede parecer una buena disposición, pero leyendo bien el contenido del texto que da forma a la medida nos topamos de nuevo con que, fiel a su ideología sectaria e interesada, esta ayuda no será para todos ni tampoco para todo lo que cada uno entienda por por cultura, sino únicamente para aquellos que cumplan 18 años este año 2022 y sólo para aquello que el Ejecutivo entienda que es cultura, asegurándose así (o al menos esa es la idea) una legión de alrededor de un millón de votos de cara a las próximas elecciones entre beneficiarios directos, la muchachada, e indirectos, los elegidos de entre los sectores culturetas agraciados con el devengo final. No hay que ser un lince para verlo.

¿Y de dónde sale ese dinero?, podemos preguntarnos. Pues de dónde va a ser, de los padres de esos futuros agraciados con el donativo que vemos como la escalada de precios y la subida inmisericorde de impuestos nos hacen cada día más difícil llegar a fin de mes y nos empobrece, eliminando poco a poco la capacidad para emplear motu proprio una cifra similar a la que el Gobierno gentilmente acomete vía dádiva (locuciones verbales aparte) a nuestros hijos.

Así, por el arte de birlibirloque socialista, resulta que parte de lo que se nos quita a los padres por la senda de la confiscación fiscal, se les entrega a nuestros hijos, insisto, no a todos, para que se lo gasten en cine, videojuegos y chorradas varias y de paso vayan a votar socialista en las próximas elecciones.

De nuevo este remedo de papá Estado nos trata como a tontos, unos tontos a los que les quita el dinero a dos manos y lo reparte con una sola, la izquierda, a su libre albedrío y en su propio beneficio.

Dales pan y llámalos tontos, deben pensar, aunque quizá ni les haga falta decirnos lo de tontos porque para tratarnos así y no esperar una respuesta airada tienen que creerse muy listos tenernos a nosotros por muy tontos.

Foto: Freepik.