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el espía espiado

 

Ya tenemos a Trump ejerciendo de amo del mundo y comienza la cuenta atrás para que el proceso de olvido comience a extenderse sobre la memoria del anterior amo y la de la aspirante, señora de Clinton.

Sin embargo, el ruido mediático durante la campaña electoral ha sido tan grande y los elementos introducidos tan curiosos que no puedo dejar de pensar en todo el revuelo montado alrededor de la supuesta trama de espionaje electoral por parte de aviesos y taimados enemigos a través del aspecto más novedoso de la añeja confrontación, la ciberguerra, la guerra cibernética o como puñetas se llame.

Y es que en esta ocasión, parece (sólo parece) ser, que el espionaje no ha sido cometido por, sino contra los Estados Unidos, un país tan acostumbrado a ejercer ese noble arte como tan poco a servir de diana.

Y claro, les ha escocido.

Seguramente porque saben mejor que nadie lo que es y lo que supone meter las narices en corral ajeno, apropiarse de los secretos de terceros y beneficiarse de lo bueno y lo malo que van conociendo mientras lo hacen; impunemente, a la manera yankee, sacando pecho a base de leyes, como la Patriot Act, que vulneran las de otros países y sin que eso les haya importado ni les importe lo más mínimo. Son así.

Cierto es que, junto con Israel, representan el blanco del odio mundial y frente a eso hay que protegerse, pero ejemplos hay de que en esto, a los Americanos de arriba se les ha ido la mano y mucho. One more time…

Luego está la otra explicación, la de la pataleta de la progresía americana, encarnada en los demócratas mas cool de la historia moderna americana que, (de que me sonará a mí eso) a falta de mejores argumentos, recurren a estas tramas que todo lo espían y todo lo amañan.

Quizá sea cierto que las modas van y vienen, que en esta ocasión la tontería zurda española ha cruzado el charco y ha calado en sus homólogos ideológicos americanos, sembrando de dudas un proceso electoral complejo y enrevesado como pocos, con el pobre argumento del pucherazo.

Claro, ellos tienen Hollywood, y lo del amaño electoral se les queda cultural y cinematográficamente corto, de manera que el aderezo necesariamente pasa por la ya citada trama del espionaje, del espiador y del espiado.

Así la peli está asegurada.

A todo esto Trump, con espionaje o sin él, ya está en la Casa Blanca, veremos como sale la cosa. Por lo pronto las perspectivas son poco optimistas porque ha cogido el boli de firmar populismo y parece que no lo suelta.

Los que no le votaron, en la calle, protestando a ritmo de percusión y los espiadores, si de verdad los hay, planeando el siguiente ataque.

Cada cosa en su sitio; las figuras del tablero ya han quedado en su lugar.

De cómo se muevan, sospecho que nos enteraremos pronto.

 

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