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Como llevamos mucho tiempo viendo, probablemente demasiado, el comportamiento de los independentistas catalanes es un claro ejemplo de quien tiene la piel ya no fina, sino transparente.
Quienes seguimos más o menos de cerca el juicio que, a consecuencia del mal llamado proceso independentista catalán, se está celebrando en el Tribunal Supremo a los instigadores de los aciagos hechos del 1 de octubre de 2017 (1-O para los amigos y adeptos a la causa), estamos comprobando como todo lo relacionado con este sarao disparatado que, dicho sea de paso, pagamos entre todos (el proceso, no el juicio, que también) muestra hasta qué punto quienes no creen en la democracia pueden valerse de ella y asirse a sus principios con descomunal fuerza para menoscabarla y zaherirla hasta destruirla completamente. Continue reading