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Hablando recientemente de cuestiones de seguridad en internet y del menos común de los sentidos -el sentido común-, he recordado algunos pasajes de un post que escribí hace ya tiempo para otro blog y que tiene que ver con las tradicionales cadenas, antaño chascarrillos de patio de colegio, escritos o no sobre un papel, mutados hoy en día, gracias a internet, en fenómenos globales cuya única misión es la de acojonar al personal a base de castigos que dejarían a las penas del infierno a la altura del betún. ¡Los Hoax!.
¿Y qué narices son los hoax?, pues básicamente eso, bulos, mensajes, cadenas que se transmiten a través del correo electrónico o, en mayor medida, de las redes sociales, Facebook y Whatsapp, principalmente.
Mensajes falsos en los cuales se nos pide que hagamos o dejemos de hacer algo y que, sobre todo, compartamos con el resto aquello que, so pena de gota malaya, hayamos tenido que llevar a cabo.