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HOAX

Hablando recientemente de cuestiones de seguridad en internet y del menos común de los sentidos -el sentido común-, he recordado algunos pasajes de un post que escribí hace ya tiempo para otro blog y que tiene que ver con las tradicionales cadenas, antaño chascarrillos de patio de colegio, escritos o no sobre un papel, mutados hoy en día, gracias a internet, en fenómenos globales cuya única misión es la de acojonar al personal a base de castigos que dejarían a las penas del infierno a la altura del betún. ¡Los Hoax!.

¿Y qué narices son los hoax?, pues básicamente eso, bulos, mensajes, cadenas que se transmiten a través del correo electrónico o, en mayor medida, de las redes sociales, Facebook y Whatsapp, principalmente.

Mensajes falsos en los cuales se nos pide que hagamos o dejemos de hacer algo y que, sobre todo, compartamos con el resto aquello que, so pena de gota malaya, hayamos tenido que llevar a cabo.

Así, a diario recibimos mensajes del tipo Whatsapp será de pago, a menos que mandes este mensaje a todos tus contactos, Hotmail se cierra, a menos que hagas lo propio molestando en centenares de siestas, Google tendrá una tarifa, no respondas a un número de teléfono X porque se te achicharrará el móvil y producirá graves lesiones en tu cabeza (si es que aún la conservas), ayuda a esta pobre niña enferma reenviando su foto a todos tus amigos de –léase por ejemplo Facebook- y así la red donará unos céntimos para su tratamiento y sanación completa.

Hay por ahí una niña que, pobrecita, ha sufrido de todos los males que uno puede encontrar en un vademécum, también es mala suerte. Menos mal que, gracias a la red de Zuckerberg, además de sana hoy debe vivir a cuerpo de reina en las islas Maldivas.

La realidad es que no. Whatsapp ya es de pago, pero en una sola vez y a través de la plataforma que nuestro móvil use para descargar esa y otras aplicaciones, Facebook no dona ni un céntimo para campañas, ni de sanación ni de otro tipo, Google y Hotmail siguen con su modelo de negocio, y no van a ser de pago por mucho que nos amenacen con ello, tampoco nos haremos millonarios mañana si reenviamos la foto de un fajo de billetes, ni Mercadona nos va a regalar una cesta de productos por la cara.

Entonces, ¿por qué la existencia de estos hoax?, ¿quién gana con todo este tinglado?.

Aparte de un minúsculo grupo de tontainas que difunden este tipo de contenidos sólo por fastidiar, la motivación fundamental es la de recopilar direcciones de correo o conseguir que la publicación sea compartida el mayor número posible de veces para que un perfil sea más valioso y atractivo por la cantidad de tráfico que genera, siendo ese tráfico cuantificable en términos económicos.

Salvo los ataques de phising (correos suplantando a bancos y otras empresas que tratan de robar nuestras claves), de los que procuraré hablar más adelante, por lo general, la historia de los hoax suele tener final feliz.

Basta con no hacerles caso, emplear el sentido común y la vieja máxima de que nadie da duros a cuatro pesetas, no caer en la trampa de unos mensajes que no resisten ni el menor análisis crítico, preguntar si se tiene alguna duda y frenar el instinto del click rápido para no engordar a la bicha.

Porque lo único que está claro es que con esta moderna variante del instinto de conservación, sólo conseguiréis beneficiar a unos pocos miserables capaces de cualquier cosa por ganar dinero fácil.

Al final siempre el vil metal.

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